La encrucijada by William Paul Young

La encrucijada by William Paul Young

autor:William Paul Young [Young, William Paul]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2012-11-13T05:00:00+00:00


11

NI UNA COSA NI OTRA

Lo que uno considera interrupciones

es precisamente su vida.

– C. S. LEWIS

Tony despertó sobresaltado, algo aturdido e incierto de su paradero. Dejando la cama a trompicones, abrió la cortina y, para su sorpresa, vio que estaba de vuelta en la recámara del rancho en ruinas donde Jesús supuestamente vivía. Esta vez, sin embargo, era más grande, y estaba mejor provista. Su cama era sólida y bellamente acabada, una mejora notable comparada con el tambor de latón y el viejo colchón que experimentó al principio. Maderas duras habían reemplazado una parte de los pisos de triplay, y al menos una de las ventanas cerraba ahora herméticamente y era de doble hoja de vidrio.

Como en la ocasión anterior, oyó que llamaban a la puerta, tres golpecitos, pero cuando abrió no se encontró con Jesús como esperaba, sino con Jack, quien llevaba una charola con café y desayuno y lucía una sonrisa enorme.

—¡Hola, Jack de Irlanda! —exclamó Tony—. Me preguntaba si volvería a verte de nuevo después de nuestro primer y breve encuentro.

—Es un placer y un privilegio verte otra vez, Anthony.

Jack sonrió, y Tony se hizo a un lado para dejar pasar al hombre y su cargamento, que depositó con cuidado en una mesita, procediendo al instante a servir un líquido negro y aromático en una taza más grande de lo normal, y a volverse hacia Tony para entregársela.

—Café negro, si no mal recuerdo. Por lo que a mí respecta, nunca se puede tomar una taza de té lo bastante grande.

Tony agradeció con una inclinación ligera y tomó el primer sorbo, liso y suave como seda.

—Me complace informarte, además —añadió Jack, destapando un plato con huevos estrellados, verduras al vapor y un bollo con mantequilla—, que tú y yo estamos destinados a vernos mucho, con el tiempo, por así decirlo.

—No sé si deba preguntar siquiera cómo podrá ser eso —masculló Tony, disfrutando de su primer bocado.

—No importa —suspiró Jack, y jaló una silla acojinada, donde se desplomó—. Este momento contiene todos los momentos, así que no hay necesidad de estar en otra parte que en el ahora.

—Como tú digas —aceptó Tony. Había terminado por sentirse más a gusto con su falta de comprensión, aun de palabras dichas en su propio idioma—. Déjame preguntarte algo, Jack, si me lo permites… —movió en espiral su tenedor en dirección a ese hombre, como para volver más pertinente su pregunta—. Este lugar, este sitio de tiempo intermedio donde tú y yo estamos ahora, ¿es la otra vida?

—¡Oh, por Dios, no! —exclamó Jack, sacudiendo la cabeza—. Es más bien la vida interior, lo cual no quiere decir que sea independiente de lo que tú consideras la otra vida, la que, has de saber, es más exactamente la vida nueva.

Tony seguía con el tenedor en el aire, inmóvil mientras trataba de seguir el razonamiento.

—Estás atrapado, por así decirlo, entre la vida vieja y la vida nueva, y el puente que las une es la vida interior, la vida de tu alma.

—¿Y tú en cuál vives?

—Bueno, yo vivo donde estoy, pero mi habitación está en la vida nueva.



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